POP, HASH, LENGUAJE

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«Turn on,

Tune in,

Drop out.”

Timothy Leary

 

Kim había llegado al laboratorio una hora antes de su cita. Decidió llegar una hora antes para poder fumar un poco de hash antes de iniciar su viaje en el tiempo. El laboratorio se encontraba en las alcantarillas de la ciudad.

 En este laboratorio se realizan experimentos 24/7, estos experimentos van desde el uso de drogas que potencian la sinapsis hasta operaciones de reasignación sexual. El laboratorio era un bunker abandonado que una de las familias adineradas de la ciudad se construyó como refugio ante las constantes amenazas de muerte en la época de la guerra fría. Hoy en día el bunker está completamente pintado de blanco para que la luz refleje mejor. Su mobiliario es bastante interesante, como si quisieran cambiar el mundo a través de un museo de arte moderno. Las paredes están llenas de pantallas de computadoras y es mediante estas pantallas que funcionan todas las maquinas del tiempo. Este laboratorio se especializa en viajes en el tiempo, al final el tiempo es memoria y cualquier información cabe en un USB. Las sillas en las cuales se realizan algunos de los experimentos más significativos son sillas que se utilizaban en las peluquerías en los años 50, es muy probable que James Dean haya recibido un corte en alguna y es precisamente ese significado el responsable directo de que cada cosa puesta en el laboratorio este ahí por una razón mayor a la estética.

Los científicos que trabajan en el laboratorio se dividían en dos tipos de científicos. El primer prototipo de científico y al que la mayoría pertenecía habían sido programadores de videojuegos para grandes corporativos: Electronic Arts, Ubisoft, Ninja Theory y habían sido lo suficientemente exitosos para no tener que preocuparse de nada más en su vida y así lo hicieron por un tiempo, eventualmente el crear tantos universos virtuales y consumir tantas drogas de diseñador generan una pequeña ruptura en la sinapsis y es en ese momento en el que LOS DECODIFICADORES se le presentaron a la mayoría de estos científicos. LOS DECODIFICADORES les enseñaron que el lenguaje es imagen y que la imagen es droga, si alguien tiene alguna duda al respecto un excelente músico de jazz de los años sesenta cometo que supo que había dejado la heroína cuando no quiso ver más la televisión. Todas las drogas crean imágenes y estos científicos generaban mundos completos en realidades virtuales, su sinapsis había cambiado para siempre.

El segundo grupo de científicos eran lo que los primeros llamaban la vieja escuela. Personas visiblemente mayores a 60 años. Y efectivamente eran mayores de 60 años, algunos incluso tenían 100 o más. ¿Cómo podían llegar a tener más de 100 años? La respuesta era mantener la mayor parte del tiempo 60-120 PPM esta era la pulsación por minuto que se utiliza actualmente en el trip hop, ellos aprendieron desde hacia años como los antiguos faquires a mantener y dismunir esas pulsaciones. A Kim le divertía observar como estos científicos tenían siempre unos audífonos mientras trabajaban y mientras dormían. No era trip Hop, era algo más y Kim lo amaba, estaba dispuesto a aprender ese beat por minuto y ver qué pasaría en un gran rave.

Kim se fue a una esquina y se sentó. “El famoso viaje al inicio del lenguaje” pensó. Para Kim esto era solo una misión más. Nunca se tomaba las cosas muy en serio. Simplemente hacía lo que sus instintos le dictaban. En ocasiones podía ser el/la tipo/a mas agradable o un verdadero/a cabrón/a. El hash lo tranquilizaba. El olor. El sabor. El viejo de la montaña. Kim saco de una de las bolsas de sus pantalones rojos y negros a cuadros una hermosa pipa negra cromada, de su chamarra de piel saco una pequeña bola negra de hash y la metió en la pipa. Kim tenía aproximadamente 15 días sin haber probado hash, así que esperaba con ansia esa primera bocanada. Ese primer golpe que iba directamente a la cabeza era lo que a Kim le fascinaba. Así que un poco drogado después de varias bocanadas comenzó a observarse los tatuajes que cubrían sus brazos. Kim detuvo sus ojos en su último tatuaje. Unas llamas en su antebrazo. Cuando el efecto comenzó a aumentar la mente de Kim empezó a correr junto con el efecto. Cuando Kim fumaba hash a diferencia de la marihuana se acordaba de ella. De Miss Raggedy Rotten. De sus pechos. De su clítoris. Del tatuaje en su espalda. A uno centímetros de su nalgas. Cada vez que Kim la cogía por atrás el tatuaje parecía una pequeña cerradura que prometía abrir más de una puerta y dejar un candado abierto en la verga perforada de Kim. Ese par de locos se amaban. Para Kim el amor es un sentimiento de libertad y por este motivo siempre que pensaba en ella pensaba en alguna broma como el las llamaba, o atentados terroristas como sus enemigos los llamaban. Fue después  de haber hecho el amor con ella, lo cual recuerda muy bien, ya que para Raggedy Rotten la diferencie entre coger y hacer el amor son solo unos grados en los ángulos de la posición y haber fumado hash juntos que lo del papa y las jeringas les pareció un plan viable.

“Kim. Es hora de comenzar.” Dijo el DR. Hoffman.

El Dr. Hoffman era un caballero. Llevaba siempre un traje de tres piezas impecablemente planchado. Una camisa perfectamente almidonada y una corbata que hacia juego con el resto de la indumentaria. Había llevado una vida normal y apegada a las reglas. Estudio una carrera universitaria, misma que llevaba de colofón la obligatoria maestría y el subsecuente doctorado. El haber cumplido estos requisitos le dio la oportunidad de tener una esposa, casa, hijos, trabajos con puestos importantes, dinero, viajes y finalmente nietos de los cuales se sentía demasiado orgulloso y eran las únicas fotografías que se encontraban en su cartera.

El Dr. Hoffman era un tipo reservado y una de las personas más prudentes y políticamente correctas. Existía un sello distintivo en el Dr. Hoffman y se encontraba siempre latente en esos enormes y tristes ojos azules. Existían momentos en los que el Dr. Hoffman podía perfectamente perderse en una disertación sin sentido y era en ese justo momento en que la chispa de sus ojos se encendía, era un solo segundo en el que parecía que su alma y cerebro se incendiaban y después volvía a ser el caballero conservador y exitoso.

La tarde en que los decodificadores se presentaron al Dr. Hoffman esta fue la entrada en su diario:

“Viernes 16 de abril de 1943, me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante, percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Poco a poco empecé a disfrutar del color sin precedentes y las formas que persistieron detrás de mis ojos cerrados. Fantásticas imágenes caleidoscópicas aumentaron en mí, alternando, variado y abriendo en espirales. Esta condición se desvaneció dos horas después.”

Hoy el Dr. Hoffman a sus 110 años lleva una vida de monje en su laboratorio y poco le preocupa lo que pueda pasar a su alrededor pero si se trata de ayudar a chingar a la DRA. MADRE el abuelo Hoffman igual que Ícaro baja con sus alas de seda en una jeringa.

“Doc. ¿Qué droga nos toca el día de hoy?” dijo Kim con un brillo en sus ojos al del Dr. Hoffman.

Cuando el Dr. Hoffman camino hacia Kim se detuvo un momento para observar que este se encontraba sentado en una suerte de silla que a lo lejos tenía un gran parecido a una vulva. “Visto desde aquí pareciera que alguien va a dar a luz a Kim pero si camino unos pasos a la derecha y me inclino para captar este ángulo pareciera que…listo tengo la foto para el viaje de regreso.”

El Dr. Hoffman siguió caminando y llego al lado de Kim.

“¿Listo Kim?” le pregunto el Dr. Hoffman.

Kim no supo que contestar, era la primera vez que conocía al Dr. Hoffman, sabía de su leyenda y de todo lo que representaba para él, para Miss Raggedy Rotten, para Miss Pussy Divine y sus Pussy Riots, para los DECODIFICADORES, para el Heavy Liquid Kid y sus Anarquistas Anales.

Kim solamente observo que en los ojos del Dr. Hoffman se había extinguido la calma de esos ojos tristes y taciturnos para dar lugar a esa mirada de loco, esa ojeras de drogo y fue solamente en ese instante en el que Kim decidió dejar de preocuparse y obedecer las instrucciones del Dr. Hoffman, después de todo él se había ofrecido de voluntario una vez que supo quién iba a dirigir este experimento.

“Ok, Kim, ¿sabes que es lo que tienes que hacer?” le pregunto el Dr. Hoffman en un tono acelerado y de excitación. Kim pensó que el estado en que se encontraba el Dr. Hoffman era muy similar al de la cocaína, Kim siempre relaciono la cocaína y sus efectos con el personaje de “tambor” en la película de Bambi.

“Honestamente solo lo hice porque usted iba a dirigir el experimento” contesto Kim con voz muy calmada, ese tono de voz lento y con un ritmo muy especial del adicto.

“Perfecto. Lo que tienes que hacer es algo muy sencillo, viajarás a través del tiempo y del espacio al momento en el que creemos que sucedió el primer contacto que tuvo el ser humano con el lenguaje”.

El Dr. Hoffman se acercó a la mesa que estaba junto a la silla en la que se encontraba Kim y tomo la jeringa con líquido verde. Le dio un par de golpes en la punta a la jeringa y esta escupió el líquido verde del interior.

“Dr. Hoffman, ¿usted tiene 110 años verdad?”

“Así es Kim. Pronto no habrá pastel que alcance”

“La verdadera razón por la que acepte este experimento es porque sé que usted sabe que le sucedió a mis padres…”

“Así es Kim, conocí y sé que les pasó a tus padres”

Antes de que Kim tuviese la posibilidad de articular otra palabra, el Dr. Hoffman introdujo el líquido en la vena de Kim.

Sin saber que hacer Kim escucho a lo lejos que el Dr. Hoffman le decía: “Busca al UGLY SPIRIT”.

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